Hay días en los que llegas a tu límite de paciencia, que te pasan miles y miles de cosas y que crees literalmente que vas tu cabeza va a explotar…y hoy es un día de esos, creo que he llegado a mi límite de sucesos durante el día y me dan ganas de tirar la toalla y dejarlo todo, pero es cuando me acuerdo de cuantas veces yo le he pedido a niños que se encontraban decaídos por diferentes circunstancias de sus vidas que nunca perdieran la sonrisa y que si no podían yo sonreiría por ellos…

En concreto me he acordado de ti Raúl, de tu fortaleza y de días en los que llegabas cansado, triste o simplemente tenías un mal día y siempre y cuando digo siempre, es que siempre me has escuchado. Recuerdo el día en que un ser querido tuyo falleció, llegaste triste y desolado, cuando te recogí del transporte lo primero que hiciste fue llorar y yo te cogí en mis brazos y te acuné, te pedí que lloraras todo lo que necesitaras pero también te pedí que una vez que terminaras de llorar que no perdieras la sonrisa y tu ni corto ni perezoso me sonreíste. En ese momento me dí cuenta de que no importa cuanto dolor sientas en el corazón si tienes una persona a tu lado que te comprenda.

Tú y yo hablábamos mucho a veces solo yo te entendías y solo con la mirada, no nos hacía falta mucho más. Aquel día después de desahogar tu corazón por tu dolor pasamos toda la mañana juntos y siempre que me mirabas estabas sonriendo y no parábamos de hacer el payaso como de costumbre…

Por todos esos momentos que me hiciste pasar y por haberme enseñado tanto a que por mucho que nos duela el corazón sea por el motivo que sea… te doy las GRACIAS por ser una fuente de sabiduría y enseñarme tanto de la vida a pesar de ser más joven que yo, eres un hombre muy sabio y esta es mi humilde manera de agradecerte todo lo que me diste. De nuevo GRACIAS RAUL.